3 de agosto de 2007

Je voudrais bien qu´il y est une fleur dans mon jardin

Yo que buscaba una noche de diciembre, ahora una de Julio, que deje en un cuarto de hotel, que termino con un abrazo en ezeiza y se fue en American Airlines.

Maneje 50, 60, 120 Km. tratando de escapar vaya uno a saber de que, llueve en la autopista y mis hijos se pelean en el asiento de atrás, uno dice: “pala recoge popo” y la otra contesta: “limpia caquitas” me roban una sonrisa, pero yo no estoy acá, ni allá. Como si fueran muchas vidas, un poco milonguera, un poco mama, un poco productora. Aquella sentada en el bistro, comida molecular(¿?), también en la mesa, cerca de la pista, y esta vez un vino berreta. Después una bata almidonada, un rato largo para entender las luces, las persianas y las cortinas de pana automáticas. Me temblaba el cuerpo de cansancio, mezcla de adrenalina, estrés y felicidad. Me fui del mundo, también de mi misma. Quería estar, pero temblaba de frio y extenuada fui y vine como pude. Me dormí en un abrazo que hubiera guardado para siempre, y la mano acariciaba mi espalda.
Después, la melancolía del tango, porque el final es siempre el mismo.
Casi no veo el camino, mierda, como llueve.

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