Y yo que pensaba que gente como Fede no existía mas.
‘Pero sí, somos un montón’ parece decirme Fede, ahí parado delante de mi mesa.
Fede es el pelotudo que se encontró con la pelotuda en el restorán, holaquetal juguemos un rato con nuestras blackberris y te cuento mi vida en un instante, importar contacto y el curso del arte de vivir, yoga es lo mas, ‘que lindo verte’ no te miento le dijo. “Dale, me encantaría, cuando vuelva de Berlin”.
Yo resoplé y el marido de la rubia me vió, fastidiada, tratando de hundirme en mi libro.
Fuimos cómplices por un rato porque creo que él tampoco se lo bancó a Fede.
La vida es tan relativa pensé, en ese momento lo mas importante del mundo era que Fede se vaya antes de que llegue mi comida.
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