10 de julio de 2007

Amanece en Buenos Aires

El plomero ya se fue. Armó sus valijas y se fue, llevándose todos mis ahorros en el bolsillo, el fin de semana en Iguazú y el viaje al Sur. “No importa” me dije, al menos ya no tengo que desayunarme su cara todas las mañanas en mi living.
Canta Norah Jones mientras yo pido mi 2do café en un bar del centro. Son apenas las 7 y bs. As. amanece recién. Bostezan los taxis y la gente camina despacio todavía.
Perdonen si me pongo un poco melancólica y culpen a la música que me trae reminiscencias de otra vida no hace tanto tiempo.
No recuerdo bien los detalles y a esta altura mi memoria tramposa podría recrear la historia de mil formas diferentes. Ya no importa como se conocieron, cuando fue que se vieron por primera vez o si volvieron a encontrarse. Ella todavía guarda intacta esa sensación en el estomago, mezcla de vértigo y ternura y eso vuelve autentico el relato. Fueron pocos días de una magia inesperada, el viento cómplice le trajo una dulce compañía, lo trajo a el desde muy lejos para que pudieran conocerse.

Tal vez fue su carisma, sus ojos misteriosos, su sonrisa compradora, tal vez fue solo la magia en el aire.
La cuestión es que compartieron noches casi sin dormir, largas charlas y salidas con amigos, envueltos en el sopor de una realidad inverosímil. Tal fue la intimidad y la conexión que tuvieron que parecían conocerse desde antes. Gestos nuevos pero familiares, la mano de el agarrándola por la cintura, la mirada contenta de ella cuando lograba olvidarse de que conocía el final de la historia.
Se VIERON mutuamente en la cama y fuera de ella, se reconocieron, se encontraron, y se dijeron adiós.
No se bien que piensa él, porque nunca lo conocí y con respecto a ella, intuyo que todavía tiene añoranza de esa época feliz, de la magia en el aire. Se que volvió a compartir su cama, aunque no volvió a encontrar la formula del hechizo. A veces se siente frustrada y triste, no pudiendo recrear el encantamiento.
Hoy la vi a la mañana, cuando me lavaba la cara en el baño y aunque se ríe seguido, pensé para mi misma que tiene los ojos tristes. Parece estar buscando algo, parece no saber muy bien que, pero ella busca, ávida y curiosa, la formula del hechizo.

Y ahora disculpen que les interrumpa la historia, pero llegó mi café y tengo que ir a trabajar. Después tal vez vaya a caminar un rato por Palermo, quiero encontrarme con ELLA, todavía hay algunas preguntas que quisiera hacerle. Y con respecto a él, espero conocerlo algún día.

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